sábado, 21 de marzo de 2009

Empezar trabajos abandonados y transformarlos



La agricultura parece ser un trabajo muy arduo, lleno de insatisfacciones, jornadas de sol a sol, una exigencia física importante... Hace algunos años sin embargo llegó a mis manos y a mis oídos información sobre métodos de agricultura ecológica con el mínimo esfuerzo y trabajo... Así como con resultados altamente productivos. No se trata de adaptar la naturaleza a mis necesidades agroeconómicas (como viene haciendo la agricultura industrial desde hace tiempo y la tradicional desde hace mucho más), sino de adaptar al máximo esas necesidades a los ciclos y equilibrios que ya se dan en la naturaleza (y que funcionan bastante bien). Sin duda, supone la primera gran revolución agrícola de la historia de la humanidad. Después de 5.000 años o más usando el arado, ya no será necesario arar la tierra, ni abonarla, ni usar herbicidas o productos químicos... ¿Alguna vez has visto que se are un bosque? ¿O que alguien lo abone? ¿o que alguien le eche pesticidas? En general los bosques equilibrados funcionan perfectamente, están autorregulados, un equilibrio natural que lleva miles de años formándose. En estos momentos, Patric y yo, intentamos desarrollar una agricultura nada agresiva, buscando el equilibrio natural del sistema para que el trabajo se haga sólo de forma natural. Preparamos bancales que nunca más serán arados ni removidos. Esos bancales son profundos, con buena tierra fértil, cubiertos de compost y finalmente una capa de paja para retener la humedad, evitar la evaporación... Estamos entendiendo las condiciones y capacidades naturales de la tierra y son enormes: Las lombrices se encargan de mover, oxigenar y abonar la tierra por nosotros, que les damos de comer los restos vegetales de la huerta (que simplemente dejamos en el bancal), las abejas polinizan, otros insectos cumplen su función armónica sin ser considerados una plaga o un bicho maligno. Tenemos de todo, pero no tenemos plaga ;) jejeje. De momento hemos preparado dos bancales en los que hemos plantado una gran variedad de hortalizas, flores, hierbas aromáticas... Poco a poco estamos devolviéndole la vida a un terreno abandonado y olvidado durante décadas. El ritmo y el latir de la vida se recupera día a día, ante nuestros ojos incrédulos. La naturaleza es sabia y bienagradecida.

1 comentario:

  1. Me gusta lo que dices aquí, la naturaleza es sabia, solo tenemos que escucharla.
    Este concepto debería de hacerse más público y enseñarse en las escuelas

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